Consultando la hemeroteca, veo una magnífica fotografía que salió en la prensa de Óscar Ruggeri disputando un balón aéreo con Juan Carlos Arteche en Las Gaunas el 3 de septiembre de 1988 y me acuerdo de cuando el defensa central del Atlético de Madrid estuvo en el punto de mira del CD Logroñés ese verano. “Hubo negociaciones, pero al final llegué a un acuerdo con el Atlético”, explicó el jugador, “y me quedé”.

Arteche (1957-2010) fue un futbolista cántabro de los años 70 y 80, que formó parte de la plantilla del Atlético de Madrid entre 1978 y 1989. “Uno de los grandes iconos” del equipo colchonero, según el historiador y escritor Ángel Iturriaga, que destacaba por su contundencia. “Un jugador viril, recio y eso, acompañado de su sempiterno mostacho, le daba un aire intimidante”. Además, fue internacional entre 1986 y 1987.

Arteche chocó con el dueño del Atlético de Madrid, el polémico Jesús Gil, y fue declarado transferible en junio de 1988 y, luego, suspendido de empleo y sueldo por “fumar mucho” y “dedicarse en exceso a la actividad comercial de vender calzado deportivo”. A raíz de ello, se situó en el centro de interés del Logroñés en julio. El presidente Marcos Eguizábal estuvo negociando con él, hasta que volvió al redil en agosto.

Después, cuando Arteche jugó en Las Gaunas en septiembre, le preguntaron por las conversaciones con el bodeguero. “Si no hubiera continuado aquí (por el Atlético), posiblemente estaría en el Logroñés”, reconoció. Lo que no se esperaba entonces es que Gil volvería a echarle en octubre. A pesar de ganarle en los tribunales en 1989, declarándose nulos sanción y despido, se retiró y no jugó más al fútbol.