Recuerdo que llovía. Era 14 de junio de 1987 y acababa de empezar el partido contra el Valencia de Di Stéfano (1-0), en el que si el CD Logroñés ganaba y el Deportivo de La Coruña empataba o perdía en Málaga (2-2), nuestro equipo conseguía el ascenso a Primera División por primera vez en su historia, a falta de una jornada para el final de la fase de promoción, como segundo mejor clasificado de los dos grupos.

“El árbitro pitó falta a nuestro favor fuera del área, a más de cuarenta metros de su portería”, me cuenta Noly desde Vigo. “Sánchez Lorenzo tocó el balón y yo le pegué con todo el empeine. Hizo un extraño, botó antes de que Sempere pudiera atraparlo, y se lo tragó. Sí, fue el gol del ascenso, pero en ese momento no fui consciente de ello porque quedaba mucho partido por delante y el Valencia tenía un equipazo”. 

“Ascendían los tres equipos con mejor puntuación y ya sabíamos que el Valencia iba a subir, sí o sí”, continúa. “Por eso, teníamos que sumar todos los puntos posibles en el ‘play-off’ y superar al segundo del otro grupo, que pensábamos que sería el Celta o el Depor y, al final, fue el Sestao”. El equipo vizcaíno se quedó a dos puntos del Logroñés; en sus filas jugaba Mendilíbar, que fuera blanquirrojo hasta 1985.

“Aún recuerdo el olor del césped y el ambiente de las gradas. Llovía suave, pero llovía. Era poalla, como decimos en Galicia. Lo que conseguimos”, reflexiona para terminar, “era inaudito. Pasamos del pozo de Segunda B a Primera en tres años”. Los que lograron aquella gesta fueron Moncaleán, Comas, López Pérez, Martín, Noly, Abadía, Casimiro, Sánchez Lorenzo, Adolfo, Ángel (Purroy) y Latapia (Raúl).